Qué desgracia tan infinita

Sinopsis de la obra

Tras el éxito de la serie METASTASIS, el actor Diego Trujillo sigue en las tablas con su propia versión de la crisis de la medina edad en los hombres…. Una frase dicha en un mal omento durante una fiesta de cumpleaños, le permite a este actor bogotano cuestionar el falso optimismo de quienes opina que la vida «empieza después de los cincuenta» y demostrar -basado en su propia experiencia- que, que por el contrario «la vida termina a los cuarenta».

¿Qué desgracia tan infinita! Aborda con humor negro las distintas situaciones que debe sobrellevar un hombre a las puestas de los cincuenta, tratando de «… echar el tiempo atrás, o por lo menos detenerlo, antes del último y definitivos estertor de la juventud».  El descubrimiento de la próstata, la desaceleración del metabolismo o el recuerdo -lejano- de la última erección, son algunos de los temas que Diego Trujillo recorre con un punzante sentido del humor.  ¡Qué desgracia tan infinita! es una burla cáustica que hace este actor de sí mismo, pero a su vez, se convierte en un espejo para quiene sufren los padecimientos propios de los cuarenta. «Porque el único camino digno- para sortear la crisis de la mediana edad, es reírnos de nosotros mismos y tratar de creer que, de pronto, no todo está perdido».

* Duración de la obra: 1h 15 min

Fotos: Juan Pablo Gutierrez

Fotos: Juan Pablo Gutierrez

Qué desgracia tan infinita, una obra para reírnos de nosotros mismos

Los cuarenta años son un punto de quiebre en la vida de cualquier ser humano. A los cincuenta, viene el quiebre completo. Ese es el tema central del monólogo de humor Qué desgracia tan infinita, escrito y dirigido por Diego Trujillo, y en donde el comediante es quien le cuenta a los espectadores sus experiencias con la mediana edad.

La verdad es que todos estamos expuestos a esa dictadura de la edad. A los veinte años nos reímos de ese tío o de ese amigo que ha comenzado a comprar tratamientos contra la calvicie. A los 30, puede que aparezca esa primera cana que da el campanazo de alerta. Todo se puede manejar con relativa calma, hasta que en el ponqué del cumpleaños aparece el número 40 y empezamos a ver en el horizonte la inminencia del declive.

Es entonces cuando a los hombres los asedian con advertencias sobre el comportamiento de la próstata. Cuando una pizza a media noche es el preludio de una noche infernal y de una semana en la que la barriga delata el exceso de calorías. Cada día aparece una nueva señal que anuncia lo inevitable: estamos envejeciendo. Al llegar a los cincuenta, solo se puede exclamar: Qué desgracia tan infinita.

La obra es en realidad divertidísima. Diego Trujillo tuvo buen cuidado en seleccionar anécdotas y situaciones con las que cualquier espectador se puede identificar fácilmente. Es tanta la empatía que ha alcanzado con el público, que en más de una ocasión ha tenido que interrumpir la función porque las carcajadas de alguno de los presentes les impiden concentrarse a los demás.

Una producción impecable

Qué desgracia tan infinita es una obra que respeta los cánones más puros del monólogo de humor. Por eso emplea una escenografía minimalista, para que sea la actuación lo que colme todo el escenario. Se utiliza apenas una silla y solo demanda una tarima promedio, que garantice buena visibilidad.

El sonido incluye dispositivos para amplificar y alcanzar una nitidez óptima en la voz del actor. En la obra se emplean luces de auditorio y luces de teatro para conseguir la ambientación adecuada. Todos los detalles de los requerimientos técnicos pueden ser consultados aquí.

Los grandes momentos de la vida tienen una dosis de drama, que todos debemos enfrentar. Sin embargo, ante las limitaciones que nos impone la existencia, también queda la alternativa de reír. A eso invita Diego Trujillo con el monólogo Qué desgracia tan infinita, porque las lágrimas también forman parte de la risa.

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CLIP QUE DESGRACIA TAN INFINITA

Publicado el 1 mayo 2016
Qadrante en escena